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Plan de sombras del Ayuntamiento de Águilas

Foto del escritor: Manifiesto x AguilasManifiesto x Aguilas

El Ayuntamiento de Águilas ha anunciado la adjudicación del contrato para la elaboración de un Plan de Sombras, incluido dentro del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino financiado por la Unión Europea con fondos Next Generation.


En el que se destaca trabajos de arquitectura en zonas de necesidades de sombra con potencial afluencia turística del núcleo urbano. Dado que prioriza los

sistemas más adecuados a utilizar como medidas más acordes de adaptación al cambio climático, desde AMACOPE esperamos que este plan tenga en cuenta que la mejor sombra es la de un árbol y que no solo se limite a trabajos de arquitectura.


En el actual contexto de cambio climático, los árboles (y la vegetación en general) son nuestros mejores aliados en las ciudades (y también fuera de ellas). En los espacios arbolados la temperatura puede ser 12 grados más baja que en las zonas desprovistas de vegetación. Y no solo baja la temperatura durante el día. El hormigón y el asfalto son superficies que absorben el calor cuando les da el sol, alcanzando temperaturas muy altas, liberando por la noche este calor acumulado de día, contribuyendo a lo que se conoce como isla de calor, es decir, que en las ciudades haga más calor que en su entorno.


Sin embargo, los árboles en nuestras ciudades, más allá de su función ornamental y regulador de la temperatura tienen un impacto significativo en

múltiples aspectos que influyen tanto en la calidad de vida de los habitantes como en la sostenibilidad ambiental, los árboles hacen que nuestra ciudad sea más confortable ya que son excelentes depuradores para los contaminantes urbanos filtrando el aire de las partículas finas y otros contaminantes, mejorando la salud respiratoria de los residentes, así como aislantes acústicos y proporcionan hábitat, alimento y protección a animales aumentando la biodiversidad. Además de sus beneficios ambientales los árboles en las ciudades también tienen un impacto positivo en nuestra salud mental. Diversos estudios han demostrado que la presencia de arbolado urbano en la ciudad está asociado a una reducción del estrés y la ansiedad.


Si bien es cierto que aumentar las sombras en las ciudades es sin duda una de las medidas necesarias de adaptación para escenarios presentes y futuros en los que

se esperan temperaturas extremas, estas medidas de adaptación deben acompañarse con medidas de mitigación del cambio climático, y los árboles (y el resto de la vegetación, y los suelos) vuelven a jugar aquí un papel fundamental, pues es sabido que son auténticos sumideros de CO2. Cada árbol, cada rama, cada hoja, cada brizna, cada gramo de suelo vivo, son nuestros aliados en la lucha contra el cambio climático. Este principio debe ser unos de los pilares del urbanismo actual, y debe aplicarse en todos los espacios urbanos, pero sobre todo en los públicos por su carácter social y ejemplarizante. De hecho, en los colegios de algunas comunidades ya hay una fuerte corriente de renaturalización de patios. Ejemplo que desde AMACOPE pide al consistorio aguileño que priorice esta acción para revertir los patios de cemento de los centros docentes en patios arbolados.


Por eso no se entiende que edificios de nueva creación, como el Centro Social de

la Plaza Virgen de los Dolores, parece que solo haya previsto la colocación de 5 minúsculos alcorques para árboles, estando el resto del amplio espacio de su entrada cubierto por el pavimento.

También la jardinería urbana debe tener en cuenta estos principios. En un contexto cada vez más caluroso y seco, la elección de especies resistentes a estas condiciones es crucial, pero si además son especies autóctonas se contribuirá al aumento de la biodiversidad, víctima de otra de las crisis que azotan a la humanidad en estos tiempos.


Como ya se ha dicho antes, cada hoja es una máquina de retirar CO2 de la atmósfera, y esto debe ser tenido en cuenta en las podas, muchas veces abusivas, innecesarias y, en ocasiones, inoportunas por coincidir con la época de nidificación (aunque esto es cada vez más tenido en cuenta). Pero también en la sustitución, en ocasiones caprichosa (y costosa), de viejos árboles por otros que tardarán decenas de años en ser capaces de capturar las mismas toneladas de CO2 que el talado, por no hablar de otros servicios ecosistémicos (producción de oxígeno, regulación de la humedad, sombra, refugio de biodiversidad…).


Es necesario por lo tanto cambiar algunas prácticas. Aunque es frecuente escuchar a las autoridades locales dar la razón a los vecinos que piensan que los árboles son sucios y potencialmente peligrosos, los árboles deberían pasar a considerarse infraestructuras urbanas básicas, tan obligatorio como el alcantarillado, el alumbrado, el acerado o el asfaltado. Es por lo que AMACOPE considera que es necesario e imprescindible integrar el árbol dentro de nuestra ciudad y no desterrarlo a las afueras del municipio como actualmente se está haciendo.

En resumen, los árboles son elementos esenciales dentro de la ciudad ya que nos proporciona una amplia gama de beneficios ambientales y sociales. Su preservación y cuidado por parte de los estamentos políticos es necesario y obligatorio para garantizar ciudades más saludables, sostenibles y habitables, no solo para zonas de potencial afluencia turística, sino para todos los ciudadanos de todo el municipio, para las generaciones presentes y, sobre todo, futuras

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