Karen Horney dijo a mediados del pasado siglo: «Al igual que todas las ciencias y todas las valoraciones, la psicología de las mujeres, hasta ahora, se ha considerado solo desde el punto de vista de los hombres».
Hoy, el concepto sigue vigente. Somos vistas con los ojos de los hombres, no solo por ellos, también por nosotras mismas. Los puestos directivos, las leyes, las normas, toda la sociedad está organizada según criterios patriarcales; las mujeres accedemos a ciertos puestos como si nos concedieran permiso y, de alguna manera, para perpetuar las normas establecidas por los hombres.
Pero nosotras tenemos otra mirada, somos un colectivo con ideas propias y es preciso que desarrollemos una dinámica enriquecedora de toma de conciencia para contextualizar las diferentes perspectivas, unirnos para provocar una reacción en cadena que nos permita generar un mensaje común con el que poner nuestra voz al servicio de la sociedad.
No somos brujas, nunca lo fuimos, aunque nos quemaron. Fuimos -y somos- sanadoras, conocedoras de la naturaleza y visionarias, poseemos características diferentes a otros sexos, pero no por diferentes menos valiosas, y merecemos que nuestra esencia forme parte del tejido social, algo que sólo podremos conseguir uniéndonos para que el grupo nos recoja, nos abrigue y sea el vehículo a través del que mostrar nuestras capacidades.
Zaragata - Águilas, diciembre 2023
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