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La necesaria Memoria Democrática

Foto del escritor: Manifiesto x AguilasManifiesto x Aguilas

Actualizado: 15 ene 2024

El 22 de noviembre de 2019, asistíamos a un inusual acontecimiento en nuestro tranquilo pueblo. El memorial que recuerda a los nueve aguileños deportados a campos de concentración nazis (seis de los cuales fallecieron allí) sufrió un cobarde ataque: la placa con los nombres de las víctimas fue robada y las flores que decoraban el espacio arrancadas.



Hechos como éstos, absolutamente condenables, nos invitan a una reflexión: ¿conocemos realmente nuestra historia?; ¿tiene, por el contrario, nuestra sociedad un problema de desmemoria colectiva?


Es obvio que, en términos generales, la ciudadanía española tiene un conocimiento bastante vago acerca de lo acontecido en las últimas décadas en nuestro país. Sabemos muy poco del devenir histórico de España en el agitado siglo XX. Pero, ¿es esta carencia una responsabilidad individual de cada ciudadano o algo por lo que deberían velar nuestras instituciones?


Con la entrada en vigor en 1978 de la actual Constitución, se consagraba un nuevo sistema que reconocía amplios derechos y libertades. Fueron muchos los aciertos alcanzados en aquel momento, fruto del consenso entre opciones políticas durante años enfrentadas, pero también se cometieron errores que, cuarenta años después, es necesario enmendar. Entre ellos, está la cuestión de la memoria. El historiador Jacques Le Goff escribió que la memoria “intenta preservar el pasado sólo para que le sea útil al presente y a los tiempos venideros”. Sin embargo, en 1978 se asoció la necesaria reconciliación entre españoles con el olvido de lo ocurrido durante una cruel guerra y cuarenta años de dictadura, suponiendo esto la muerte de la memoria. Se utilizó reconciliación como sinónimo de silencio, pero para que exista una reconciliación real es necesario el reconocimiento de lo ocurrido, seguido de un proceso de justicia y dignificación de las víctimas y, entonces sí, el perdón.


Lamentablemente, en España aún está pendiente un sincero proceso de resiliencia, que sirva para superar de forma colectiva el trauma de la guerra y la dictadura.



Con el objetivo de descubrir aquello que durante décadas ha permanecido oculto, nació en 2019 “Amanecer 31”, una asociación cultural que apuesta por la investigación y la divulgación histórica centrada en la primera mitad del siglo XX en nuestro pueblo. Nuestro campo de estudio, aunque muy delimitado, abarca temáticas muy variadas: política, economía, sociedad, cultura, creencias religiosas… todo ello unido con un nexo común, Águilas.


Son muchos los que opinan que no hay que mirar al pasado, pero paradójicamente, suelen ser estas mismas personas quienes actúan como si vivieran en él. El trabajo del historiador no es el de pasar la cuenta a viejas rencillas en una suerte de venganza poética. ¡Qué va! Nuestro trabajo es el de explicar a la sociedad cómo éramos en el pasado, valiéndonos para ello de hechos demostrables y no dejándonos llevar por pasiones ni sentimientos personales. Es por ello que Amanecer 31 es un proyecto serio, riguroso, que trata de realizar un servicio público contribuyendo al conocimiento histórico de nuestro pueblo y generando, en definitiva, cultura, tan desvalorizada en estos tiempos, pero tan necesaria para progresar como sociedad.


Basamos nuestra práctica en tres simples principios:

  • Verdad, porque es saludable para una democracia tener un relato certero de tiempos pretéritos;

  • Justicia, porque es necesario erradicar la impunidad de nuestra España, rescatando del olvido aquello que no por ser traumático es menos útil para el presente;

  • y Reparación, para cicatrizar aquellas heridas aún abiertas haciendo desaparecer, o aminorando, los efectos de las vulneraciones de derechos cometidas.


La historia, lejos de plantearse como algo inútil que poco tiene que ver con nosotros, es nuestra herramienta más preciada para desenvolvernos en el mundo cada vez más incierto en el que nos ha tocado vivir. Es preciso aprender de la experiencia para garantizar la no repetición de aquello que ocurrió ayer, pero que no debería haber ocurrido nunca. Con mucha humildad, desde Amanecer 31 tratamos de contribuir a esta tarea.


Si quien, o quienes, cometieron el ataque contra la memoria de los nueve aguileños deportados a campos de exterminio conocieran la historia de dolor, sufrimiento y horror que se esconde tras la placa que les homenajeaba, ¿hubieran realizado semejante acto vandálico?


Nada más sano para la convivencia que la educación y la cultura.


Pedro Javier López Soler

Coordinador de Amanecer 31


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