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Líneas eléctricas, contestación social y transición energética justa

Foto del escritor: Manifiesto x AguilasManifiesto x Aguilas

El proyecto de una línea eléctrica de 132 kV de doble circuito, que discurrirá por los municipios de Águilas Lorca, Mazarrón y Alhama de Murcia, ha desatado la inquietud y la indignación de los propietarios afectados. Pero también pone al descubierto un modelo injusto de transición energética.



El proceso de información a los propietarios afectados por este proyecto parece haber sido bastante deficiente, manifestando algunos de ellos haberse enterado de oídas. Aún así, muchos de ellos han presentado, o están preparando, sus alegaciones contra este proyecto durante el periodo de exposición pública que está a punto de expirar.


También se reunieron el pasado 4 de marzo  en la Casa de la Cultura con representantes del Ayuntamiento, reunión a la que también asistieron miembros de AMACOPE (afectados y no afectados). En esta reunión manifestaron su malestar y su sensación de indefensión, y solicitaron al Ayuntamiento, entre otras cosas, que estudiara alternativas y liderara la presentación de una alegación colectiva.



También acudió a esta reunión Sabina Rettingaus, portavoz de la plataforma vecinal de afectados por otra línea, también de 132 kV, la de Hinojar a Águilas, que atravesaría la Sierra de Almenara, afectando a varias poblaciones y espacios naturales. Y es que la historia se repite, pues la lucha contra esta otra infraestructura dura ya 14 años, habiendo presentado 3.700 alegaciones y recogido 36.000 firmas contra el proyecto.


El propietario que dispone o ha adquirido un terreno donde vivir, cultivar o pasar sus momentos de ocio se siente de repente atropellado, porque el impacto de estas líneas en sus propiedades es en ocasiones elevado. A la preocupación por las perturbaciones electromagnéticas, objeto de controversia científica, se une la contaminación acústica por el efecto corona, la ocupación del terreno por las torretas, las servidumbres, la devaluación económica de la propiedad…


Pero los perjuicios no son solo particulares. El impacto visual afecta a toda la ciudadanía y deteriora la calidad paisajística, no solo por la presencia de torres y cableado, también los movimientos de tierras, desbroces, talas… Afecta al hábitat de especies tan emblemáticas como la tortuga mora, zonas de campeo del águila perdicera o búho real, que corren el riesgo de colisión o electrocución, varias especies protegidas de plantas, hábitats de interés prioritario…


Esta proliferación caótica de infraestructuras eléctricas en Águilas (también en otros territorios) y su contestación social denota una falta de instrumentos de planificación participativa y de ordenación territorial, tanto a nivel regional como local ¿El reciente Plan General de Ordenación Urbana no ha previsto pasillos energéticos? Pero sobre todo es una consecuencia de una transición energética mal planteada, que apuesta por la producción centralizada en grandes instalaciones fotovoltaicas y eólicas (controladas de nuevo por las grandes multinacionales), ocupando grandes extensiones de zonas cultivables y hábitats naturales, y multiplicando las líneas para transportar la energía que producen.


Tal y como señala la Plataforma ALIENTE, las características de las energías renovables permiten una generación distribuida, basada en el autoconsumo y en pequeñas instalaciones cercanas a los centros de consumo, controladas por la ciudadanía (comunidades energéticas), que mejoran la ordenación territorial y hacen innecesario el transporte de energía a grandes distancias. Pero todo esto debe ir acompañado de una considerable mejora de la eficiencia energética y una reducción importante del consumo, que a su vez redundaría de nuevo en una menor necesidad de líneas eléctricas.


Paco López de Haro, miembro de AMACOPE

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